Uno de los destinos en los que me ha tocado trabajar en mi trayectoria como interina, fue un colegio del San Blas profundo en el que primaba, sobre todo, la ley de la supervivencia. Allí llegabas y parecía como si te hubieras internado en la jungla y tuvieras que ir sorteando pequeños monos saltando y corriendo por todas partes a tu alrededor..Y esto era la fila de entrada de comienzo del día..Luego suma y sigue. Yo llegué allí sin saber que ya estaba embarazada de mi segunda hija, y lo primero que me dijeron fue que habían echado al antiguo equipo directivo y la persona que me presentaron como jefa de estudios era muy joven e inexperta y había aceptado el cargo porque no había nadie más. Ella ni siquiera tenía la antigüedad necesaria para ejercer el cargo pero había sido la única que no se había atrevido a decir que no se comía el marrón, así que le tocó comérselo.
En este colegio, las prioridades de la Orientación no eran, como en otros, la detección de las necesidades educativas de los alumnos, sino la implementación de programas para mejorar la convivencia entre los alumnos y lograr un mínimo de atención y respeto en las clases.
Lo primero fue conseguir que subieran en las filas sin atropellarse y llevarse a todo el que se pusiera por el medio...Oye, todo un logro. Lo siguiente fue motivar a los profes de primero de primaria para buscar estrategias que despertaran el interés y la atención de los alumnos en la clase, pasando por un programa de modificación de conductas disruptivas. Es decir, controlar que no se tiraran los bolis, cuadernos y estuches unos a otros durante la clase a grito pelado. Esto fue bastante complicado, puesto que la frase dominante, tristemente, era: "no se puede hacer nada con ellos, si acabarán todos siendo delincuentes callejeros.." Como os podréis figurar, a mi con estos comentarios se me caía el alma a los pies.¡Sólo tenían 6 añitos! Ahí me puse las pilas y san Google y yo nos hicimos íntimos amigos...Busqué y busqué estrategias de motivación en el aula, estudios de campo...Pero, al final, la respuesta era más simple que todo eso: la investigación de campo la tendríamos que hacer nosotros, en el día a día de las aulas. Lo complicado iba a ser convencer a los profes de la necesidad de hacerlo así. Establecimos una reunión semanal, a la que también acudían el equipo de apoyo y la jefa de estudios. La primera fue como nadar contra corriente, todo era abatimiento, desgana y frustración...Hasta que se me ocurrió sacar papel y boli e ir preguntándoles si había algo,lo que fuera, que hubiera captado alguna vez la atención de los niños....Pues no recordaban nada. Así que empezamos por ahí, para establecer una línea base, observarían durante la siguiente semana los momentos de mayor atención de los niños y anotarían el contenido o actividad que se estuviera abordando. Así lo hicimos, y con ello empezamos un programa que fuimos poco a poco completando desde sus experiencias y necesidades y, dada mi novatez, cómo no, con el apoyo de San Google...Al menos teníamos un comienzo.
Soy una psicóloga apasionada de su trabajo que ha ido dando tumbos y experimentando en esto de la orientación educativa desde que pude meter la cabeza y el alma en ello. En este blog narro anécdotas que pueden habernos pasado a todos alguna vez en clave de humor para animar a mis colegas, amigos y a todo el que sienta curiosidad por esta apasionante profesión. Espero que os guste y haya muuuchas suscripciones
EL BLOG DE UNA ORIENTADORA DESORIENTADA
BLOG DE UNA ORIENTADORA DESORIENTADA ¿POR QUÉ DESORIENTADA? porque todos cuando empezamos lo estamos, pero en esta profesión nunca deja de sorprenderme todo lo que me queda por saber. Además si tenemos en cuenta mis dificultades de orientación espacial que hacen que me pierda hasta en mi barrio, pues mayor desorientación para esta humilde orientadora...
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domingo, 19 de marzo de 2017
AVENTURAS EN EL BRONX
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